martes, 21 de agosto de 2012

Alegoría

Una casa antigua, encalada, andaluza, con su patio lleno de flores ya marchitas, y el susurro olvidado de un agua que ya no corre. Dentro, una habitación oscura, de techos infinitos y ventanas tapiadas por las que la luz no puede pasar. Y en una esquina, en una silla vieja sentada, una mujer. El pelo oscuro, lacio, le cae sobre los ojos. Unos ojos que derraman lágrimas, que miran al suelo y a las paredes. Unos labios, antaño claveles, ahora marchitos, se mueven inútilmente buscando pronunciar palabras que quedarán para siempre, encarceladas tras muros bañados en cal.

martes, 14 de agosto de 2012

Sentimientos encontrados

A veces te pones a recordar y no puedes evitar lágrimas. ¿Lágrimas de felicidad? De felicidad, de melancolía, de echar de menos lo que has perdido, lo que está lejos... Lágrimas de odiar lo que te rodea, los desdenes de los demás, cada puñalada por la espalda, cada olvido malintencionado o no, cada palabra de burla y cada gesto. Por mí podéis iros todos a la mierda, pues solo los recuerdos merecen lágrimas.

domingo, 5 de agosto de 2012

Silencio

Las lágrimas van recorriendo esa cama de sábanas rojas como si fuesen un río. En sus orillas, sábanas amontonadas por el calor de un cuerpo que no soporta su peso. Unos primeros rayos de luz que se filtran por la ventana empiezan a llenar de luz el río, y el calor de un verano sofocante, a secarlo. Cuando se despertó no quedaba rastro visible de aquellas lágrimas derramadas, solo un profundo vacío, y silencio.
En sus ojos vivían diez mil luceros y cuando lloraban, pedían las niñas deseos buscando la suerte en esa lluvia de estrellas.
En sus ojos vivían diez mil luceros y cuando lloraban, pedían las niñas deseos buscando la suerte en esa lluvia de estrellas.

viernes, 3 de agosto de 2012

Metamorfosis

De tanto desear que llegara la primavera, sus pies se tornaron raíces y de su boca, en vez de suspiros, solo salían mariposas. Y tanta tristeza le dio el no poder moverse, que empezó a desear el otoño, y así, se fue cayendo su pelo y fueron muriendo las mariposas. Tras meses sintiéndose sola, un día sus labios se marchitaron y el árbol hizo un ruido seco al caer que nadie pudo oír.